Columna en Revista Noticias, del 9 de junio 2023
Como creador del Sistema Terapéutico Bioenergético (STB), a través del que nos dedicamos a estudiar, analizar y diagnosticar las estructuras bioenergéticas del ser viviente, englobamos a una empresa dentro esta noción porque desarrolla una estructura energética, creando una identidad y una personería jurídica propia por fuera del fundador o de sus organizadores, por encima de tener una pertenencia en el derecho privado y de ser los responsables legales de dicha estructura.
La empresa cumple el rol y la función de un Ser viviente porque existe dentro de un espacio físico, tiene un nombre propio que es su identidad social, tiene una estructura energética que le pertenece y podemos analizar, equilibrar y potenciar, y dentro de su rol social se analiza como una unidad de negocio. Su acción es crear dentro de la estructura social un espacio para la expansión, la evolución y el desarrollo del ser humano como ser y el producto es la resultante de esta acción.
La ganancia y la riqueza está sustentada por la posibilidad de proyectar qu posee el Ser humano sobre la materia para crear el producto y sobre la estructura social, que a través del consumo comienza a tener una identidad propia.
El Ser humano en un hacer y crear o dar forma a sus propias ideas se transforma en un espejo de Dios, como lo expresa el filósofo Hegel: “El espíritu, a través del cuerpo, se expresa sobre la materia para transformarla”. La expresión del Ser humano sobre el mundo y sobre la estructura lo habilita a ser un transformador, creando sus propios cambios, porque porta la capacidad de crear su propia conciencia, sabiduría y herramientas para poder subsistir.
Desde esta capacidad, su acción le generan instrumentos que le permite un movimiento evolutivo que se refleja en su acción sobre la naturaleza, las estructuras sociales y políticas. La acción, creación y trasformación habilita al Ser a la búsqueda de un estado de salud psicofísica para alcanzar una armonía propia, en la que su integridad se expresa en la acción. Tenemos que comprender que cada lugar dentro de la estructura social no es simplemente un espacio, sino la creación de una entidad que nos da identidad, nos proporciona el sentido del pertenecer y nos brinda la posibilidad de construir.
La salud mental se sustenta en ese lugar donde la persona se puede expresar, porque le estamos dando sentido a la vida. El vivir en una estructura que posibilita y habilita nos permite la proyección de nuestro ser interior. No le podemos exigir al medio que nos dé la seguridad que nosotros mismos no nos proporcionamos. El priorizar nuestro propio equilibrio y proyectarnos es generar una estructura más armónica.
La empresa como unidad de negocio es ese espacio en el que se genera una fusión energética en la que cada miembro puede desarrollar sus capacidades y potenciales para encontrar un sentido a la vida y, además, donde la salud integral se sustenta en la posibilidad de expresarse y expandirse. Por eso, la planificación y responsabilidad individual son clave para vivir en armonía y generar una estructura social equilibrada.